Yoga: equilibrio y simetría

Yoga en acción

Soy Lalita Knutty, profesora certificada en el Método Iyengar por el Ramamani Iyengar Memorial Yoga Institute, en Pune, India.
Practico Yoga hace más de 20 años. Hace unos 12 que, además, me dedico a enseñarlo.

Según la Real Academia Española el equilibrio es el estado de un cuerpo cuando fuerzas encontradas que obran en él se compensan destruyéndose mutuamente.

Precisamente una de las traducciones del Hatha Yoga hace referencia al equilibrio de fuerzas opuestas; polaridades que acaban integrándose. La palabra sánscrita Hatha se compone de dos vocablos. Por un lado tenemos Ha que nos habla del sol, lo masculino, la actividad, lo caliente; como contrapartida, Tha se refiere a la luna, lo femenino, la receptividad y lo frío.

El cuerpo humano, como ya sabemos, no está fuera de esta cosmovisión. En Yoga se habla de que la energía solar o masculina habita en el lado derecho del cuerpo y en el lado izquierdo, su opuesto: lo femenino y lunar.

La simetría de nuestro cuerpo, como un fiel espejo, nos puede dar una pista de qué tan en equilibrio se hallan esas fuerzas internas. Es interesante saber que la teoría de la evolución considera que la simetría de los cuerpos es una señal de salud interna. Los seres vivos más complejos, desde los escarabajos, pasando por  los pájaros hasta los mamíferos, incluyendo los humanos, tienden a seleccionar parejas simétricas frente a otras menos simétricas. La evolución habría ido seleccionando seres simétricos porque, al elegir así las parejas, se favorecería de manera inconsciente la ausencia de graves lesiones, malformaciones o enfermedades que podrían llegar a suponer una desventaja para la descendencia y el futuro de la especie.

La simetría de nuestro cuerpo, como un fiel espejo, nos puede dar una pista de qué tan en equilibrio se hallan esas fuerzas internas.

Es interesante saber que la teoría de la evolución considera que la simetría de los cuerpos es una señal de salud interna. Los seres vivos más complejos, desde los escarabajos, pasando por  los pájaros hasta los mamíferos, incluyendo los humanos, tienden a seleccionar parejas simétricas frente a otras menos simétricas. La evolución habría ido seleccionando seres simétricos porque, al elegir así las parejas, se favorecería de manera inconsciente la ausencia de graves lesiones, malformaciones o enfermedades que podrían llegar a suponer una desventaja para la descendencia y el futuro de la especie.

La columna vertebral es el gran eje del cuerpo y, para los yoguis, una especie de “antena” que nos conecta con el Cosmos. Por eso gran parte de las posturas y ejercicios de Yoga están destinados a flexibilizarla y fortalecerla. Se pretende alcanzar la simetría a ambos lados de esa línea, no por una cuestión simplemente estética, sino porque esta llevará equilibrio a otras esferas más sutiles del Ser.

Uno de los problemas actuales más comunes que afectan a la columna vertebral es la escoliosis. Una condición en la que el eje de la columna se ve modificado lateralmente, adoptando una forma de S y en casos más raros de C.

Las estadísticas nos dicen que aproximadamente el 10% de la población mundial padece una desviación, al menos leve, de la columna vertebral, considerándose una actitud “escoliótica” de la columna. En su mayoría, los casos de escoliosis tienen origen idiopático, pudiendo ser posturales, mecánicos, traumáticos o genéticos. No son pocas las veces que la escoliosis se descubre casi por casualidad, al detectar la asimetría del tronco.

Asimetría que, en algunos casos, puede ser detenida y recuperada a través del Yoga. Debemos tener en cuenta que antes de embarcarnos en la tarea de corregir las curvaturas que pudiera tener la columna, debemos lograr  una tonificación de todos los músculos de sostén de la misma y una reeducación y recuperación general del cuerpo y sus movimientos.

Las posturas ideales para detener el avance de la escoliosis o revertirla, según el caso,
son las que incluyen lateralizaciones del tronco. Con ellas buscamos dar mayor fuerza a los músculos que se hallan del lado cóncavo de la curva, el más débil, para que vayan trayendo las vertebras a su posición normal.

Sobre este tema se realizó un estudio en el Colegio de Físicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia en Nueva York (EEUU) en el que se afirma que una sola postura de yoga sostenida  durante 90 segundos al día reduce la curvatura de la columna en pacientes con escoliosis.

Los voluntarios realizaron la postura vasisthasana, también conocida como tabla lateral, con apoyo en el lado más débil de su columna durante 10-20 segundos cada día, tiempo que posteriormente se fue alargando al máximo que pudieran sostener. Se llegó a la conclusión de que fortaleciendo el lado cóncavo de la curvatura, que coincide con el más débil, durante por lo menos 3 días a la semana, la curvatura de la columna mejoró alrededor del 32% en todos los pacientes, durante los 7 meses que duró el experimento.

Es importante que tomes conciencia de la postura que adoptás cada día. Son los movimientos repetitivos o las posiciones que sostenés durante muchas horas, los que pueden curvar tu columna. Por ejemplo, si trabajás frente a una computadora, asegurarte de acomodarla bien centrada; si pasás mucho tiempo de pie, descargá el peso en forma pareja y no todo sobre una pierna; una almohada y un colchón de buena calidad son fundamentales para que el cuerpo se acomode correctamente.

Prestando atención a esos pequeños detalles, ¡podés hacer mucha diferencia!

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